Del Salón en el ángulo obscuro
de su dueño tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo
veíase el arpa…
Cuánta nota dormía en sus cuerdas
cómo el pájaro duerme en las ramas
esperando la mano de nieve
que sepa arrancarlas
¡ay! -pensé- ¡Cuántas veces el genio
así duerme, en el fondo del Alma!
y a una voz , como Lázaro, espera que diga:
-Levántate y anda-.